Oración del Coach
Querido Dios,
Sea cuál fuere tu nombre, edad, sexo e incluso credo o religión.
Seas singular o plural. Amplio o minúsculo.
Sean tus sentidos la vista, el olfato, el tacto, el gusto y la audición. O no.
Sea cuál sea tu misión, te pido me acompañes en el coaching de la vida.
Te pido fortalezas para abandonar el resentimiento y entrar en la apertura de la aceptación.
Te ruego me des energía para ahondar en la resignación con el solo fin de trascender a la acción de mis días.
Te agradezco puedas darme flexibilidad para distinguir juicios de afirmaciones, y, también, la capacidad de aceptarlos cómo tales, sin peso de verdad o razón.
Te pido un corazón sencillo, bien elongado, para acompañar en la tristeza, alegría, miedo, rabia, sensualidad, ternura o en la emoción que aflorase a los coachees que tendrás planificado anteponer en el camino de la vida.
Dame resolución para cumplir mis promesas y valor para disculparme en aquellas que falle. Dame el poder del perdón, ese que me amarra al pasado, se manifiesta en mi presente y que tanto condiciona mi futuro.
Dejame entender que estas herramientas serán aquellas que construyan mi confianza; confianza que pondré a disposición de todos mis pares.
Dame coraje y estabilidad para enfrentar mis miedos y mis dones, para ser oferta de este mundo, tu mundo, este mundo que quiero vivir desde la gratitud y no sobrevivirlo desde las miserias.
Regalame paciencia al acompañar y paz y calma para los que no me acepten.
Te pido tiempo, tiempo para habitar mis quiebres. Te pido nuevos ojos, para abandonar lo que me es trasparente.
Te pido me ayudes a re-significar el sufrimiento, entendiendo que su razón es enseñar los límites de mi esencia, mostrar mi esencia. Y cuando pueda comprenderlo, dame el don de acompañar a otros en sus límites, en su esencia y dignidad.
Querido Dios, sea cual fuere tu misión; acompañarme en el coaching de la vida.
Sé el Coach de mi ser y mi alma.
Que así sea.
Walter Rodriguez, Noviembre 2013.
