miércoles, 25 de septiembre de 2013

Carta del viejo

Enero de 1983



Querido Hijo,



En pocos días llegarás al mundo, sin embargo me gustaría que leas esta carta en Enero de 2013; si es que el mundo todavía existe para ese entonces.

Es mi deseo que hoy seas un hombre de bien; y por eso trabajaré duro junto a tu madre para inculcarte los valores de un hombre hecho y derecho.

Mira para atrás hijo mío… ¿Cuán duro has trabajado? Tú respuesta será la clave para que puedas entender cuán pleno puedas estar sintiéndote, o no.



No sé si estaré para escuchar de tu boca, de tu voz firme esta pregunta. Sin embargo, si así lo fuese, si yo ya no llegase a estar, espero de corazón hayas podido cumplir con los siguientes mandatos del buen hombre; y sí, alguno de ellos sientes está débil, flaco; ¡Sé hombre! Enfréntalo y cámbialo:



Respeta a las mujeres. Recuerda que Dios las hizo de nuestra costilla. Cuando al fin tengas una, protégela, provéele alimento y seguridad. Ámala.

Nunca mires para arriba, ni para abajo. Mantén siempre tu mirada al medio, con el mentón lo suficientemente erguido pero nunca tocando la nuca con la espalda.

Recuerda que el sacrificio es la base de la fortuna. Y recuerda que la fortuna no solo es dinero… también lo es la familia unida, los amigos, la salud y la seguridad.

Sin sacrificio, no hay valor.

Se ordenado en tu vida, cuida el pasto y las plantas de tu hogar; si tienes un perro, quiérelo pero deja bien en claro quién es el perro y quién es el amo.

Estudia y esmérate en tus notas. No hagas cómo yo, inmigrante y albañil, que a falta de estudio se nos han cerrado muchas puertas. Honra tu apellido con tu carrera de grado. Recuerda que puedes ser médico, abogado, ¡lo que quieras está a tu alcance!



Finalmente, cuando seas padre; antes de conocerlo, amarlo y educarlo; escríbele y trasmítele estos consejos para que sea un hombre de bien. Ahora serás Tú quién tendrá la dicha de dejarle el legado a vuestro primogénito.



Con amor, Papá



 .................


Enero de 2013



Querido viejo,



Mañana cumplo 30 años. No sabes lo honrado, emocionado y feliz que estoy de haber abierto esa hermosa carta que me escribiste hace 3 décadas.

Quiero decirte, querido viejo, que ya he dejado de trabajar duro. El trabajar tanto tiempo no me ha dejado ver algunas pequeñas cosas: Disfrutar a mi mujer, Caminar silbando bajito, andar en bicicleta y conversar con el carnicero.

Me di cuenta que trabajando duro me olvide de agradecer; agradecer por la comida, agradecer mi caminar, agradecer mi sentir. Me olvidé de sentir.

Tal vez yo te mal interpreté, solo pensé que las cosas valiosas eran aquellas que se obtenían en base al esfuerzo. Sin sacrificio, no hay valor; me enseñaste.

Y veo que hacer reír, jugar, la amistad, respirar, llorar, descansar, escuchar y muchas cosas más no necesitan de mí esfuerzo y, confuso, me doy cuenta que por allí arribo a la felicidad. Estoy seguro que te mal interpreté.



Debes sentirte orgullo de cómo respeto a las mujeres. Pero me tomé el atrevimiento de, también, respetar a los hombres. A todos por igual, cómo hermanos. Sintiendo que todos provenimos del mismo lugar. Me gusta llamarle a eso Costilla.



¡MI fondo está divino! La casa está en orden. Pero ahora estoy poniendo foco en ordenar mi corazón. Lo hablé con mi perro, porque entendí perfectamente quién es quién… El es mi amo.

Ahora que terminé de estudiar, me estoy dedicando a aprender. La escucha y las emociones son las materias más difíciles. Y el aprender a caminar mirando el corazón también me está costando.

El otro día me dijeron que soy buen tipo, creo que esto de honrar el apellido ¡está comenzando a suceder!



Finalmente viejo, Voy a ser padre:

Me siento pleno. Inexplicablemente Feliz.

En este momento, mi mejor amigo, Albañil y un tipo con muchas puertas abiertas, está construyendo su pieza. El asado de Falda está casi hecho. Lo estoy haciendo Yo por eso voy a ir finalizando.



Espero no te enojes, pero contradiciendo tu mandato decidí escribirte a vos, no a El. Porque yo no soy quién para dar consejos. Pero sí seré quién para amarlo y acompañarlo hasta el último día de mi vida: Seré su Padre de Hecho, a veces Derecho y otras Torcido. Lo seré propagando ese gran valor que tú denotas en esta carta: El Amor. Con ese mismo amor nos acompañaremos en nuestras vidas.



Con amor, Tu hijo.

domingo, 22 de septiembre de 2013

Abejita Bea

Abejita Bea, se te extraña en esta altura. 
Te recuerdo con dulzura cómo la miel de tus manos.

Abejita Bea, voladora de Noviembres, tus 47 fueron prosa  de tus antenitas tri-norma:

Una mujer sensible y de intelecto, otra mami y otra esposa.

Y a pesar de ser fumigada, una y otra vez por el hombre, siempre arriba de una flor, radiante cómo un hada.
Abejita Reina, divertida y colorida. Te recuerdo con amor cómo una flor en vida.

Me olvidé que no te fuiste, solo volaste más alto a un lugar que aún Yo hoy, no puedo dilucidarlo.
Me olvidé de mencionarte, me olvide de honrar tu vida y hasta creí que mi familia, nada sabía de tu vuelo.

Pero pienso y me detengo, me dejaste tu aguijón y lejos de ser una espina, solo hoy veo ese honor.
Es que mi hijo te conoce a través de mi mirada, de mi risa, de mi antojo…  Tengo una mujer que te siente, a través de mis abrazos; Tengo viejos y nuevos amigos, que te ven en mi escritura,  te ríen en mi nombre y te admiran en mis penumbras.

Aleteaste con el alma, entregaste tu cabeza, lo que siempre te importó fue volar con endereza. Eligiendo flores bellas y paisajes despampanantes, también sirviendo los marchitos, compartiendo polen de vida, con amigos desprotegidos.

Les dejaste tu alegría, tú principal filosofía.

Abejita Bea, te pido perdón. Tu partida ya no es más partida. Es un punto de largada. 14 años de vida, otros 20 de esperanza, me esperaste con afán de hazaña y acá estoy fortalecido para decirte no te olvido, que te extraño con mi alma y que juro por tu alma que de ahora en más yo digo,


¡Viva la Abuelita Bea! Pues yo sigo tu camino. 

Walter Rodriguez
@Rodriguez_wal