Me quedó
dando vueltas eso que “sabemos de las cosas, pero no aprendemos de ellas”.
Sabemos de
los árboles, del las corrientes marinas, sabemos de todo. Pero no sabemos
aprender de estos.
¿Qué es aprender? ¿Cómo aprendí a aprender?
¿Qué puedo
aprender de un auto? ¿Qué puedo aprender de un barrilete?
Me he dado
cuenta que vivo apurado. Vivo de prisas. Me levanto apurado, descanso apurado,
cago apurado, y a puro apuro ando andando sin saber donde mi mando me está llevando.
¿Qué hago
con el tiempo que gano estando apurado?
Cuestión
que me compré un Citroën Amarillo.
Es un auto
muy básico, tiene tecnología muy simple.
Pero anda, y no sé si será que me conecta con mi infancia, acaso con el
auto con el que aprendí a manejar, no lo sé, pero arriba de ese auto no ando
apurado. Primero que nada porque no puedo. Las limitaciones propias de su mecánica
y andar son la respuesta. Y segundo, porque estando arriba solo voy.
Mi Citroën
amarillo me conecta con el presente, con la simpleza. Con la más profundo de mi
ser.
No tiene
aire acondicionado, pero su capota es desmontable y me permite conectar con el
cielo.
No tiene
cierre centralizado, pero al cerrarlo me conecto con El. Si sí, con El. Con el
Auto. Camino a su alrededor chequeando puerta por puerta. Y en ese chequeo le
agradezco el haberme llevado.
No tiene estéreo,
ni radio. Entonces aprendí que cuando voy solo, no voy solo, voy conmigo. Y cuando
voy con alguien, no voy con alguien, vamos juntos. Dialogando, con-versando. Y
entre verso y verso me conecto.
Vaya a
saber porque, pero la gente mira el auto con agrado. Y yo, les sonrío. Y los
niños me saludan.
Me conecta
con también con las miserias, las mías y la del país en el que vivo. Es que no
tiene seguridad, es un auto fácilmente sustraíble. Y mi miedo, me conecta con la tristeza.
No recuerdo
otro auto que me haya enseñado a nutrirme del cielo para refrescarme, ni a
agradecerle cada vez que me trasportara a algún lado, tampoco recuerdo sentirme
tan conectado con la gente y conmigo al andarlo. Me está enseñando. DisfrutándoLO
y DisfrutándoME se llaman la cátedras.
Sin embargo,
pareciera ir en contra de la corriente tener un auto viejo sin tecnología.
Pero me
quedo con lo que dijo mi amigo el barrilete “Yendo contra la corriente vuelo
más alto”. Yo no sé si más alto, pero más CONTENTO, seguro. J
A mi Citroën
amarillo, con mucho afecto.
Wal
www.facebook.com/WalterRodriguezCoaching
Wal
www.facebook.com/WalterRodriguezCoaching