Doblado, tirado en su taberna, y con su último aliento se levantó. Y encontró un espejo. Algo jamás visto por El. Y al unísono, por una grieta, un rayo de sol lo perforó. Luego de varios años veía a Febo. El impacto fue tal que solo tendió a protegerse interponiendo delante de sus ojos el espejo. Entonces el haz de luz rebotó. Y cómo un niño jugando lo propagó por toda la cueva. Hizo fuego, mató insectos, dibujó en las paredes.
Entusiasmado salió nuevamente al mundo con su espejo en mano. Cada vez que un animal salvaje atinaba un ataque El solo mostraba el espejo; los animales se veían a sí mismos enfurecidos y, creyendo que era un animal feroz de su misma especie, salían ahuyentados.
El espejo fue un arma letal para caminar por sus días de manera erguida.Sin saber que era, sabía del poder de su espejo. Su espejo era poder. Poder caminar, poder comer, poder reír
Pero al pasar los años, poco más de 3 años, no pudo más con el poder de no poder sentir lo que en la taberna oculto quedó.Y dio vuelta el espejo. Y se vió. Y ahí no termina la historia. Ahí comienza. Gracias a Dios.
Walter G Rodriguez
No hay comentarios:
Publicar un comentario