domingo, 9 de febrero de 2014

Mi Citroën Amarillo

Me quedó dando vueltas eso que “sabemos de las cosas, pero no aprendemos de ellas”.
Sabemos de los árboles, del las corrientes marinas, sabemos de todo. Pero no sabemos aprender de estos.

 ¿Qué es aprender? ¿Cómo aprendí a aprender?
¿Qué puedo aprender de un auto? ¿Qué puedo aprender de un barrilete?

Me he dado cuenta que vivo apurado. Vivo de prisas. Me levanto apurado, descanso apurado, cago apurado, y a puro apuro ando andando sin saber donde mi mando me está llevando.
¿Qué hago con el tiempo que gano estando apurado?

Cuestión que me compré un Citroën Amarillo.
Es un auto muy básico, tiene tecnología muy simple.  Pero anda, y no sé si será que me conecta con mi infancia, acaso con el auto con el que aprendí a manejar, no lo sé, pero arriba de ese auto no ando apurado. Primero que nada porque no puedo. Las limitaciones propias de su mecánica y andar son la respuesta. Y segundo, porque estando arriba solo voy.

Mi Citroën amarillo me conecta con el presente, con la simpleza. Con la más profundo de mi ser.
No tiene aire acondicionado, pero su capota es desmontable y me permite conectar con el cielo.
No tiene cierre centralizado, pero al cerrarlo me conecto con El. Si sí, con El. Con el Auto. Camino a su alrededor chequeando puerta por puerta. Y en ese chequeo le agradezco el haberme llevado.
No tiene estéreo, ni radio. Entonces aprendí que cuando voy solo, no voy solo, voy conmigo. Y cuando voy con alguien, no voy con alguien, vamos juntos. Dialogando, con-versando. Y entre verso y verso me conecto.

Vaya a saber porque, pero la gente mira el auto con agrado. Y yo, les sonrío. Y los niños me saludan.
Me conecta con también con las miserias, las mías y la del país en el que vivo. Es que no tiene seguridad, es un auto fácilmente sustraíble.  Y mi miedo, me conecta con la tristeza.

No recuerdo otro auto que me haya enseñado a nutrirme del cielo para refrescarme, ni a agradecerle cada vez que me trasportara a algún lado, tampoco recuerdo sentirme tan conectado con la gente y conmigo al andarlo. Me está enseñando. DisfrutándoLO y DisfrutándoME se llaman la cátedras.

Sin embargo, pareciera ir en contra de la corriente tener un auto viejo sin tecnología.

Pero me quedo con lo que dijo mi amigo el barrilete “Yendo contra la corriente vuelo más alto”. Yo no sé si más alto, pero más CONTENTO, seguro. J


A mi Citroën amarillo, con mucho afecto. 
Wal
www.facebook.com/WalterRodriguezCoaching

2 comentarios:

  1. Lo simple te hace grande mi querido coach

    ResponderEliminar
  2. Quizá con esto, algunos entiendan lo que me pasa con el mio.

    ResponderEliminar