En la ciudad del
más acá, los vecinos compiten por tener el mejor jardín y a fin de año, luego
de una votación donde no es posible votarse a sí mismo, el ganador de cada
cuadra invita torta casera y limonada a sus otros vecinos.
En la ciudad del
más acá nada es de nadie, y todo es de todos. Entonces no hay ladrones, pero a
decir verdad, no los hay porque no hay policías. Nada para hurtar, nadie
divertido que los persiga.
Hay más remedio,
pero solo para el que lo necesita. Y necesidad no es un capricho, es una
realidad.
Hay mucho para
hacer, y lejos de ser una desmotivación; es un incentivo de vida.
En esta ciudad,
los psicólogos ayudan a los niños y niñas a resolver sus problemas: Armado de
rompecabezas, cambiar los pañales de
tela a las muñecas y saber qué hacer en el horario de la siesta son los temas
más frecuentes a tratar.
No hay lomos de
burro, porque no hay burros.
En esta ciudad,
el mejor amigo del hombre es el hombre. Y los perros son mascotas amadas y
compañeras.
No hay vibras, ni
onda. Hay paz.
La ciudad del más
acá, es de fácil acceso aunque invisible para la inmensa mayoría. No tiene
geografía, pero puede estar en todos lados.
La ciudad del más
acá, no está en el más allá. Tampoco tiene coordinadas. Está acá, justo acá
donde la estoy sintiendo en este preciso instante.
@Rodriguez_wal
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