lunes, 16 de julio de 2012

Mariposa de mi vida


Mariposa de mi vida

Llegó cuando niño, y nunca más se separó de mí.
Acaso por la dulzura propia del infante, por el néctar que traspiraba en las noches de verano. Acaso por eso o simple casualidad, la Mariposa llegó a mí para acompañarme en este camino sinuoso, El ripio de mi vida

Y aunque no la viera, no la vieran; ella estaba. Jugueteando en mi nariz con sus alas y en cada primavera, entre estornudos y rinitis, sabía que paseaba, jovial, frente al sol del inicio de la pubertad.

Y aunque a veces no la sentía, no la sentían; ella estaba. Acompañándome en el peligro, rozándome con sus antenas para poner mis poros punzantes y dejarme en vigilia ante los riesgos de la oscuridad.

Y aunque no la olía, no la olían; ella estaba.  Aleteando en cada encierro, ventilando malas vibras,  renovando el  oxigeno y pasando por el límite de la mayoría de la edad.

Pero también a veces la veía, vibrando en mi panza a escondidas. Cosquillas adolescentes y nervios de examen final.

Y un día, cuando al fin la vi serena, durmiendo delante de mi edad… el amor luchó con la soberbia de quién cree poder ir solo en esta vía… y la devoré de un solo mordisco y sin suspiro alguno la enterré en mi soledad.

Y entonces, comprendí que me hice adulto. Y orgulloso de mi indulto caminé con sequedad. Hoy, Un adulto que repasa los anhelos detrás de la carcasa. En resumen, un adulto que deseo transformar.
Porque Ella está.

Sigue ahí. Aleteando por mis venas, engrosando mis arterias, defecando porquería que no guarda porque es viva, se desprende la maldad de su silueta, y empastada y sin careta se vacía sin receta. Día a día, ella trata de tratar, de encontrar la luz perdida y al final, en la salida, ser mí guía espiritual.

Sigue ahí, descansando en mi estómago, contrayendo el musculo abdominal, generando un cuerpo tenso, que presiona los objetos sin poderlos disfrutar.

Continúa ahí, revoloteando en busca de oxigeno, obstruyendo mis pulmones. Alimentándose del desecho de mi vesícula irritándola una y otra vez. Porque quiere vivir, porque no piensa que es lo que hace ahí, porque solo sabe que debe mover sus alas, para seguir volando y volver a nacer, o tal vez hacer nacer, o renacer a un ser perfeccionado, que aprendió de lo pasado y que está dispuesto a mejorar.

Mariposa de mi vida, no te culpo. No, ya no. Ya aprendí de tu simpleza, ya viví sin tú firmeza. Solo quiero que volvamos, que seamos dos separados, pero en el amor unidad.

Walter Rodriguez
Seguime, ¡Dale! Twitter: @Rodriguez_wal

1 comentario:

  1. Grande Walterio
    te felicito por el blog

    Pipe Paz
    sigo tratando de tratar
    abrazo del alma

    ResponderEliminar