Escuché querer
despegar tirando de nuestros cordones. Y pensé:
Ajustamos tanto que
los pies quedan azules y caemos en soledad.
Queremos tener
onda siendo despeinados.
Nos peinamos
despeinados y así, nos quedamos sin pelos y con peines sin usar.
Evadimos los impuestos
y pagamos para técnicas de respirar.
Juntamos
electrodomésticos, tiramos honestidad.
Tiramos electrodomésticos,
acá no me atrevo a rimar.
Nos casamos con
Internet y nos divorciamos de los mates, la galleta y la amistad.
Clonamos ovejas,
extinguimos gente silbando bajito.
Se mudaron los
bichitos, se escondieron las langostas,
¿ y las mariposas?
Nadie sabe donde
están.
Sabemos que sin
saberlo, merecemos la razón que sin razón nos pide que la poseamos.
Y afirmamos,
reímos y lloramos. Miramos sin mirar lo que nuestro nunca fue.
Hablamos de mi
auto y de mi casa y confundidos hablamos, también, de mi árbol y mi plaza.
El orden del
desorden lo llamamos sociedad y en el centro del epicentro solo hayamos
suciedad.
Tenemos más
herreros que carpinteros, menos tetas que siliconas. Menos vida, más edad.
Tenemos Sol. Y
aire acondicionado.
Tenemos Ríos. Entubados.
Tenemos 20 dedos
y usamos 4.
Tenemos remedios
antes de la enfermedad.
En búsqueda de la
verdad, mentimos.
Y es mentira la verdad,
esa que queremos ser mejor sin importarnos los demás.
Porque es verdad
esa mentira, que queremos ser lo que los demás crean mejor. Solo para figurar.
Y de tanto andar andando,
palabras locas mezclar, nos hacemos viejos y llegamos al final.
Y cómo una gran
película que solo entendemos cuando termina,
Miramos para atrás,
y luego de tanto garabato, no hubo ningún gato encerrado:
Solo se trataba
de, en cualquiera de sus formas, dar amor y respetar.
@Rodriguez_wal
Seguime. ¡Dale!
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