El cuarto tiempo
Desde niños nos enseñan en Rugby a homenajear al equipo con el cuál jugamos (Y no CONTRA el que jugamos) sirviéndole una infusión, almuerzo, merienda y/o cena al terminar el partido y luego de la ducha en el vestuario.
Esta costumbre que realiza el equipo local se remonta a décadas atrás y tiene como fin celebrar el juego. Sin alguna de las tres partes (Árbitros también son agasajados) el partido no hubiese podido ser celebrado.
El Rugby tiene dos tiempos de 40 minutos y dándole sentido al Rugby cómo un todo, esta tradición es llamada tercer tiempo. Deja de manifiesto al mismo cómo parte del partido y no cómo una actividad aislada o simplemente gastronómica.
El uso y la costumbre han hecho de esto, en argentina, una tradición incuestionable. Los hay con música, otros con familia, con comida al plato o simples Sándwiches. Los encontramos con mujeres solteras y otros con mamás, novias y esposas de jugadoras que simplemente ayudan a servir. Todo vale, siempre con los valores del deporte como bandera.
A mi entender, el tercer tiempo representa el espíritu eterno del jugador de Rugby. EL tercer tiempo es mucho más profundo que una comida, que una merienda, que un baile o un agasajo. EL tercer tiempo inmortaliza al jugador. Cuando un jugador se retira o finaliza su etapa de deportista, sigue jugando de por vida su último partido, su propio tercer tiempo.
Por ello creo y resumo que un partido de Rugby tiene dos tiempos de 40 minutos y un tercero que finaliza con nuestro suspiro final.
A mi me gusta pensar más profundo aún, más allá de la vida tal como la conocemos.
Me gusta creer que existe un tiempo más, uno que se vive por la eternidad, por los siglos de los siglos.
Me encanta sentir que existe un cuarto tiempo. Un lugar para ver el partido desde otra óptica, donde la rivalidad queda plasmada y fundida en amistad, un lugar donde los golpes ya no duelen y donde el anochecer nunca llega: Ese atardecer eterno con familia, amigos y compañeros de la vida.
Yo creo que todos los que se fueron, nos dejaron, dieron el último pestañeo o cómo quisiéramos llamarle están en el cuarto tiempo. Mirando nuestro partido de la vida.
Hay veces que leo lo que escribo y me emociono, lloro, me asombra de lo que he escrito o me repugna y lo critico. Algo así cómo si no hubiese sido Yo el que hubiera dejado mi huella en cada escrito. Y en este caso, estoy seguro que no soy yo el que escribe, son todos aquellos que están en el cuarto tiempo que no pueden escribir, porque tienen una hamburguesa y una cerveza en cada mano.
Walter Rodriguez
Seguime, ¡Dale! @Rodriguez_wal
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