viernes, 4 de enero de 2013

Las vasijas



Si nos empeñásemos en trasvasar de una vasija a otra su contenido líquido una y hasta miles de veces, notaríamos que, con el correr del tiempo, el agua terminaría por perderse y las vasijas por finiquitar vacías.

Los motivos podrían ser muchos: Puntería, pulso, rotura de los envases o,  incluso, la  evaporación misma del contenido.

Imaginemos que estamos frente al mar con dos baldes y uno de ellos lleno. Lleno hasta el final. En el primer trasvase notarás a lo que hago referencia.

Y ahí estamos; con el mar frente a nosotros… listo y dispuesto para recargar nuestros baldes.
Sin embargo, poco a poco vamos perdiendo el fluido.

El líquido puede ser el amor de una pareja, la paciencia de la convivencia, la energía de un proyecto o la vibra de la propia razón de ser. 

Está ahí, en un océano de posibilidades frente a nuestros ojos. Y sin embargo, que difícil se nos hace mantenernos llenos.

Walter Rodriguez

@Rodriguez_wal

Foto: Por Walter Rodriguez

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